Hola compis. Hoy no voy a hablaros de arcilla ni de alambres. Quisiera compartir una afición y contar mis experiencias con ella para animar a quien aún le falta un empujoncito para empezar, aunque las ganas le sobren. Se trata del patinaje. Seguro que la mayoría de vosotras ha tenido unos patines de pequeña y se lo pasaba realmente pipa. Luego son las menos las que continúan con esta gran aficion deportiva cuando llegan a la edad adulta. ¡Pero nunca es tarde para retomar los patines o para comenzar a usarlos! Lo bueno que tiene el patinaje, es que no resulta muy cansado practicarlo. ¿Eres de las que, como yo, no puedes correr más de cinco minutos seguidos sin estar extenuada? No te preocupes. Te garantizo que una vez que le cojas el truco, podrás estár durante horas rodando y disfrutando al aire libre, mientras haces ejercicio sin acabar excesivamente agotada. Y no creas que patinar es una actividad reservada sólo para cracks de los deportes y para gente joven. Aprender a rodar sobre ellos es más fácil de lo que piensas, y con unas pocas horas de práctica, podrás empezar a disfrutar de este estupendo deporte. No hace falta estar en buena forma física, ni pesar tantos kilos, ni tener 20 años. Cualquiera puede aprender a patinar, conociendo y respetando siempre, claro está sus limitaciones. No es lo mismo comenzar a los cuarentaimuchos aquejada de osteoporosis, que gozar de buena salud en músculos y huesos.
Os voy a contar un poco cómo empecé yo a calzarme unos patines, vereis cómo os anima.
Desde que era pequeña, siempre había deseado patinar. Veía a mis amigas volar con sus patines adaptables de hierro con correas y se me iban los ojos. Los que había más a mano en esa época (los años 80) eran como éstos:
Pero a pesar de que en un par de ocasiones me regalaron unos, mi madre los hizo devolver por miedo a que me cayera. Así que me quedé con las ganas durante años.
Ya cerca de los treinta, siempre hacía algún comentario quejicoso cuando veía a la gente patinar por el paseo marítimo mientras yo caminaba con mi familia. Siempre me lamentaba de no haber podido ponerme jamás unos patines cuando era niña. Y un día, me llegó la sorpresa: me regalaron unos patines en línea del Decathlon. Estaba muy emocionada y tenía muchas ganas de probarlos, pero mi yo derrotista me aguijoneaba con cuestiones del tipo soy demasiado mayor. Y si me caigo, los huesos ya no sueldan tan rápido como cuando tienes 20 años y quién cuidará de mi familia si me rompo una pierna. Seguro que ya no tengo tanto equilibrio. No conozco a nadie que venga conmigo a patinar. Haré el ridículo patinando con mi edad y pareciendo un pato mareao... Pero las ganas pudieron con todo eso. Así que comencé a usar los patines dentro de casa. Si, si. Como habeis leído. Primero iba de un sofá a otro, me sostenía en las paredes y sillas, hasta que pude ir de una habitación a otra sin apenas agarrarme. Me sorprendió lo pronto que pude rodar y mantener el equilibrio sin sujetarme a nada. ¡La sensación era fántástica! Comencé a realizar las tareas de casa sobre los patines: limpiaba el polvo, ponía lavadoras.... Era un estupendo ejercicio preparatorio de equilibrio ;) Siempre le habría la puerta sobre mis patines a mi cartero cuando me traía los paquetes con el "material abalorístico" y se partía de la risa. Estábamos un rato bromeando sobre el tema, y me hacía muchas preguntas sobre cómo hacía ésto o aquello con los patines. Yo creo que a él tampoco le regalaron unos patines cuando era pequeño y se quedó con las ganas..... Una vez que me sentí preparada, salí a la calle por primera vez con mis patines en línea. Fuí con mi familia a un gran aparcamiento vacío en Domingo, y allí pude rodar algo más de unos metros seguidos. Fué alucinante. Aunque me sentía muy insegura, disfruté de esa primera salida como una niña. Repetí la experiencia varias veces mientras mi nena llevaba también sus patines de fisher price y cuando conseguí el equilibrio suficiente, comencé a practicar la frenada con el taco. No tardé mucho en cogerle el truco, y una vez que lo hice, comencé a ir por las mañanas al paseo marítimo a difrutar de mis patines. Poco a poco me fuí soltando y en pocos días, ya me recorría el paseo de arriba a abajo, frenando cuando encontraba un obstáculo sin muchos problemas. Me di cuenta de que para nada necesitaba una estupenda forma física para poder patinar ni tampoco importaba mi edad y de que no me cansaba casi nada en ese par de horas que estaba rodando. Estar al aire libre, ver y oler el mar, sentir la brisa y el calor del sol era una experiencia muy agradable para mí, sobre todo porque hasta ese momento llevaba una vida bastante sedentaria. Comencé a notar bién pronto los beneficios de patinar al aire libre. Me sentía más ágil y con más energía. Tenía la mente más despejada y más ganas a la hora de moverme para hacer algo. ¡Era estupendo! ¡Ojalá lo hubiera probado antes!
Poco poco fuí practicando movimientos sencillos como girar o frenar en T (colocando un patin de manera perpendicular y atrás del otro). Me caí un par de veces, pero no me dice daño dado que llevaba las proteciones ¡No debes patinar nunca sin ellas!. Me levantaba y seguía patinando un poco avergonzada, pero seguía. Buscando información sobre patinaje, dí con el foro de Málaga Patina y comencé a ir a sus quedadas patinísticas de los miércoles noche, en el paseo marítimo de Torremolinos. Conocí a un montón de gente maja que me recibió muy cordialmente. Ellos me ayudaban al principio a bajar y subir escalones, cuestas y a cruzar carreteras hasta que me solté y pude hacer todo el recorrido prácticamente sin ayuda. Cómo he disfrutado esos miércoles de patinada colectiva. Me pasaba el resto de la semana deseando que llegara ese día. Actualmente, el ayuntamiento de Torremolinos ha prohibido patinar por las aceras, así que la cosa está difícil para patinar libremente por allí.
Ahora, después de 6 años patinando, estoy asistiendo a clases de patinaje para perfecionar en la escuela Al-Andalus todos los viernes, con mi hija mayor. Me gustaría poder patinar con más soltura y salvar obstáculos más agilmente, así que preferí dar clases y hacerlo bién. Me he comprado unos patines de freeskate marca Fila que son una pasada. ¡Me encantan mis nuevos patines!
Y sigo disfrutando de esta maravillosa actividad cada vez que puedo, y no tanto para mantener el peso o para estar en forma, sino por el placer de hacerlo. Porque me encanta patinar, es una sensación que no se consigue con otra cosa que haya hecho en mi vida. Estás al aire libre, tomando el sol, viendo el paisaje y a la gente, y encima haces ejercicio y pierdes muchas calorías. He leído que pierdes más calorías en media hora patinando que corriendo, a pesar de que la apreciación de esfuerzo físico sea menor. Ahora puedes encontrar máquinas de gimnasio que imitan el movimiento al patinar, que son muy efectivas. Pero hacerlo al aire libre, se difruta mucho más. Si patinas cerca de la playa, respiras el agua de mar que hay en suspensión en el aire, incorporando yodo a tu organismo y aliviando los síntomas de alergia. Patinando desarrollas el sentido del equilibrio y fortaleces glúteos, piernas y abdomen. Tienes la oportunidad de conocer gente nueva con la misma afición y despejas la mente que da gusto.
Si te atrae lo de patinar y quieres intentarlo, debes pensar primero qué modalidad de patinaje quieres realizar. Si lo que deseas es pasear tranquilamente sobre ruedas por lugares de firme más o menos liso (paseos marítimos, carriles bici, carreteras largas intransitadas...) tu modalidad de patinaje es el fitness. Los patines fitness son de bota más blanda. Como en todo hay calidades, pero para pasear un rato, tampoco tienes que gastarte una burrada. Los patines de gama "alta" del Decathlon(unos 70€) están bién para eso. Son cómodos y sus ruedas tiene un tamaño adecuado para los que empiezan (yo no recomendaría ruedas de más de 80mm para empezar). Ahora, que si le vas a pegar fuerte y quieres hacer rutas largas y coger algo de caña, ya te tienes que ir a gamas más altas, que suelen venir con ruedas de entre 84 y 90mm.
Si lo que quieres es vagar por la ciudad o utilizarlos como medio de transporte, lo ideal son unos patines de freeskate, con una carcasa dura y protecciones ante golpes y saltos, para ir saltando bordillos y girar con facilidad.
Luego están los patines de agresivo, para realizar un patinaje extremo, haciendo piruetas y grindar bancos, con ruedas pequeñas y una guía corta para manejarlos con facilidad, pero esto imagino que se practicará cuando se domine el patinaje básico.
Yo he tenido durante años unos patines Decathlon de "gama alta" y jamás me han hecho la más mínima rozadura. He paseado con ellos kilómetros y kilómetros y he hecho rutas por calles de Málaga, Sevilla y Madrid y me han ido fenomenal, a pesar de la mala fama que poseen entre los patinadores.
En cada ciudad hay un grupo más o menos organizado de patinadores, deseando "captar nuevos adeptos". Yo he conocido a gente de Málaga Patina, de Madrid Patina y de Huelva Patina, y lo he pasado genial. Sólo tienes que informarte de dónde se reúnen los de tu ciudad, y comenzar a rodar.
El domingo pasado día 10 de Febrero, Málaga Patina organizó un concurso de disfraces sobre ruedas. Niños y mayores lo pasamos genial y el buen rollo se respiraba por todos lados. Aquí estamos mi peque y yo esperando a que le llegara el turno para enseñar su disfraz y sus patines a los jueces del evento.
En estos grupos todo el mundo tiene cabida, jóvenes, no tan jóvenes, niños y niñas, patinadores noveles y experimentados.... y se suelen organizar rutas, quedadas, y distintos eventos.
¿Aún no te animas a ponerte unos patines?
Gracias Málaga Patina por haberme dado tantos y tan buenos momentos....